Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

sábado, 7 de febrero de 2015

136 • En Huelga de Hambre

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     En cuanto el guardia encerró a Gaby de vuelta en su celda, Beatriz y Fanny la abrazaron afectuosamente y Alejandra, a la que habían puesto ahora también con ellas, le sonrió desde su rincón.

     Beatriz le contó que Ricardo se había preocupado mucho por ella —más aún cuando Karim le había narrado el intento de violación de Claudia por parte de un guardia— y había exigido, hablando en un tono muy alto como para que todos lo oyeran, que inmediatamente se notificara al cónsul peruano de su presencia allí y que viniera la sub-comisario Correa a hablar en persona con él, pero que aún no había noticias de ninguno de los dos.

     También le dijo que se habían enterado que Ricardo estaba haciendo huelga de hambre y que no había probado bocado, ni bebido líquido, desde que habían sido arrestados y que había resuelto no romper el ayuno hasta que no se hicieran valer sus derechos.

     Después de que Gaby las pusiera al tanto de lo sucedido con ella, las mujeres se acomodaron en las frías bancas para intentar descansar un poco. Un rato después, vino el guardia trayéndoles el desayuno: No sólo parecía que fuera el mismo menú del día anterior sino, peor aún, que fueran las sobras del día anterior y probablemente de muchos días anteriores, dado el aspecto.

     Beatriz y Gaby informaron al hombre que habían decidido no comer ni beber nada, ya que si Ricardo estaba haciendo huelga de hambre, ellas lo acompañarían y no comerían hasta que él no lo hiciera primero, pasara lo que pasara. Fanny se unió a su decisión. Además de hacerlo por solidaridad —según les dijo— lo hacía porque tampoco había mucho por comer allí y de todos modos no podría comer nada en aquél asqueroso lugar. Alejandra simplemente permaneció mirando el piso en un solidario silencio.

     El guardia tuvo que retornar por donde había venido con la olla de té y los panes duros que había traído consigo.

     Pocos minutos más tarde volvió nuevamente el hombre para llevarlas con el resto de las mujeres, que desde que habían vuelto de la filmación se encontraban juntas en La Patilla, ya que, según les comentó, los calabozos de arriba iban a ser limpiados y desinfectados.

     Esta vez era Mara la que faltaba en el grupo.


continuará ...