Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

sábado, 28 de marzo de 2015

138 • «celda de lujo»

... continúa

     Mara, que había quedado sola en la enfermería desde las diez de la mañana en que vinieron a llevarse a la gorda, fue trasladada poco después a la «celda de lujo» del pabellón de las mujeres, donde la dejaron nuevamente sola.

     Esta celda, que era algo más cómoda que las demás —dentro de lo que cabía en aquel lugar— era probablemente por la que su familia había pagado y, que según le habían dicho los investigadores, no se la habían podido asignar —a pesar de haber cobrado por ella— porque estaba ocupada... Otra más de sus mentiras.

     Lo primero que hizo fue aprovechar la minúscula ducha para quitarse algo de la inmundicia de aquél lugar pero, a pesar de que le hubiera gustado, prefirió no entretenerse más de lo necesario y volver a vestirse como un rayo antes que los guardias pudieran interrumpir su pequeño respiro.

     Cuando ya estuvo más tranquila —y más limpia— aprovechó de mirar por la angosta mirilla y notó que Karim estaba en el calabozo de enfrente. ¡Se puso sumamente feliz! Sin perder tiempo, Mara empezó a hacer gestos de saludo para intentar atraer su atención, pero el guardia captó sus movimientos y rápidamente dio fin a la comunicación pegando un papel con cinta adhesiva en la minúscula ventanilla de su celda.

continuará ...

viernes, 6 de marzo de 2015

137 • Los Tormentos de Alejandra

... continúa

     En cuanto las mujeres se vieron nuevamente solas, lo primero que hicieron fue abrazarse, darse ánimos, contarse los maltratos sufridos y recordarse que debían mantener la fe y continuar cantando sus Mamntra, aunque esto último no fue realmente necesario, ya que ninguna lo había suspendido en ningún momento.

     Era increíble, incluso ellos que normalmente atesoraban cada pequeño detalle y que disfrutaban inmensamente tan sólo del hecho de vivir y estar juntos, ahora sentían que el poder verse, el abrazarse, el poder contarse cosas, aunque fueran cosas tan terribles como las que estaban viviendo, los llenaba de una inmensa dicha.

     Todas las señoras Badani habían asumido el compromiso voluntario de no comer ni beber nada hasta que Ricardo no lo hiciera y el resto de las mujeres se unió firmemente a su decisión.

     Alejandra, abrazada fuertemente de la frazada que aún cubría su cintura, se veía muy incómoda y totalmente aparte del grupo. La pobre chiquilla se mantenía en todo momento con la mirada baja.

     Claudia y las demás mujeres se acercaron a darle las mismas muestras de apoyo y afecto que se habían estado dando entre ellas y Alejandra, agradecida pero aún temerosa, se decidió a hablar.


     Les contó como el primer día la habían obligado a desnudarse delante de varios investigadores —todos ellos hombres— y, amenazándola con que allí le podría pasar cualquier cosa, incluso que la podrían violar y nadie se enteraría, le habían hecho firmar una declaración que ni siquiera le habían permitido leer, pero les aseguró que estaba convencida que aquella declaración no era buena, dadas las preguntas que le hacían.

     También les contó que mientras estaban aún en Los Maquis, la habían forzado a llevarlos por todo el terreno para que les indicara las ubicaciones de las grutas de las Deidades, pero que ella se había perdido, ya que apenas conocía la propiedad y después de muchas vueltas habían llegado hasta la gruta del cerro que tenía la imagen de Shrii Shiva.

     Cuando habló de las culpas que la atormentaban y vio que las demás mujeres no la rechazaban sino que la acogían aún con más preocupación, se puso muy animosa.


     Me dijeron que ustedes hacían ceremonias extrañas y que violaban a las mujeres, incluso decían que mi hermano me había violado a mi y que tengo relaciones sexuales con él. ¡Qué ridículos! —Les dijo ya más tranquila.

     Un rato después vinieron dos investigadoras muertas de la risa, exhibiendo visiblemente una toallita higiénica que traían para que Alejandra se pusiera… pero traían nada más, ni útiles de aseo ni ninguna prenda de su propia ropa —la cual ya estaba en poder de los policías— a pesar de saber que sus pantalones estaban muy manchados.

     Beatriz buscó rápidamente en la bolsa con ropa que le había traído su mamá y le pasó de allí una falda y una trusa para que se cambiara.

     Las investigadoras la llevaron a un lado de La Patilla, al mismo caño al aire libre al que habían sido llevados antes y le ordenaron que se lavara, ya que sólo allí podría asearse y ponerse ropa limpia, a pesar de disponer de baños privados, incluso en algunas celdas.

     A pesar de ser mujeres también, no sintieron ni un poco de compasión por los momentos tan desagradables que la estaban haciendo pasar y la pobre Alejandra tuvo que lavarse a como pudo, ante la mirada de las dos investigadoras, que sin quitarle la vista de encima, no dejaban de murmurar entre ellas y reírse a todo pulmón, además de los muchos sobresaltos, ya que personal de la institución —de ambos sexos— circulaba por allí sin permitirle ninguna privacidad.

     Cuando la llevaron de regreso a la celda, estaba con las mejillas rojas y la mirada fija en el suelo. La situación había sido sumamente incómoda para ella.

continuará ...