Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

jueves, 29 de agosto de 2013

Los moradores de la casa de Los Maqui

     No era extraño que pequeña casita de los Maqui, perteneciente a la familia Badani, contara con la presencia de algunos invitados. A pesar de que el espacio era bastante reducido, disfrutaban mucho de recibir a otros miembros de su religión o, incluso, a algunos parientes o amigos para pasar una corta temporada.
     Aquél martes 26 de Marzo de 1996, además de los siete integrantes de la familia Badani —Ricardo, Elsa, Gaby, Lola, Mercedes, Beatriz y Mara—, se encontraban en la casa Carlos y su esposa Fanny, además de Alejandra.

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     Ricardo Augusto Badani Badani, descrito por la opinión pública como un controvertido personaje, ya que no sólo causó revuelo en Chile al darse a conocer su poco común estilo de vida, sino que hasta la fecha sigue despertando el interés popular al mantenerlo inamovible a pesar del paso de los años y las presiones ejercidas por un reducido grupo de poder lleno de prejuicios, nació en Lima un domingo 7 de octubre de 1951 al mediodía en punto.

     Proveniente de una familia Católica estricta y practicante, estudió en el colegio de los Hermanos Maristas donde no sólo fue un alumno muy destacado sino que además se esforzó en ser un buen Católico, tanto que llegó a ser asistente juvenil del arzobispado y lanzó la misa juvenil en Perú con el lema «Tu canción es oración, piensa en lo que cantas», organizó ciento veintidós grupos parroquiales y se dedicó, bajo la asesoría de los Jesuitas, a estudiar la Biblia y estudiar la dogmatología, no porque quisiera ser cura —que nunca le interesó— sino porque quería ser un buen Católico… y ahí se enteró que los Católicos no eran Cristianos, porque su propia Biblia los contradecía.

     Dejó la iglesia Católica y continuó estudiando la Biblia y posteriormente llegó a la convicción de que no podía haber solo una Religión que salvara y, ya con mente más abierta, empezó a visitar otras Religiones y estudiar otros Libros Sagrados.

     A los 18 años, rodeado de una serie de extrañas casualidades, conoció en Lima a Shrii Shivalimnga Tamntraanamnda —un Hindú que poco después se convirtió en su Guru en el Tamntrika Kaola Maarga— el cual no sólo le habló de Religión, sino también de muchas cosas que le sucederían a corto, mediano y largo plazo en su vida, cosas que poco a poco fueron cumpliéndose.

     Entre los hitos de su vida predichos por su Guru, estaba su matrimonio religioso con sus cuatro esposas peruanas en Lima…

     A Elsa, que venía de una familia «Católica de domingos», el sistema de «tenerlo todo sin comprometerse del todo» no terminaba de convencerla de que funcionara realmente. Estudió secretariado ejecutivo y se hallaba trabajando cuando conoció de la Religión y de Ricardo a través de un compañero de trabajo. Quedó fascinada con su personalidad… nunca jamás había conocido a alguien con una cultura tan amplia, que tuviera conceptos tan claros, que supiera tan bien lo que quería de la vida y que luchara por sus convicciones como él.
     Desde un inicio Ricardo le planteó las cosas claras, sus metas, sus ideales y el hecho de que tendría más de una esposa. Elsa sabía que aquello era un compromiso de mucha responsabilidad y, a pesar de que estaba un poco temerosa de no estar a la altura de las circunstancias, el 1° de noviembre de 1980 tomó la decisión y después de tantos años, no se arrepiente en absoluto porque «aquí encontré a una verdadera familia que se mantiene siempre unida, tanto en las buenas como en las malas».

     En los primeros años de 1980, con la aparición de las computadoras personales, Ricardo se abrió camino en esta prometedora área y como analista de sistemas montó su propia empresa, miniCOMP, especializándose en desarrollar sistemas para computadores Apple, ampliando posteriormente su campo de acción con Analog, otra empresa que desarrollaba sistemas para computadores PC’s en el Perú y estaba en esas cuando apareció Gaby.
     Ella, que estaba en la búsqueda de algo que llenara su vida, de encontrar su relación con Dios y descubrir lo que Él esperaba de ella, encontró su lugar en el Hinduismo impresionada por la coherencia y la solidez en todos los planteos, la consistencia y el auténtico compromiso que allí se vivía y que era lo que deseaba para sí, a diferencia del Catolicismo, donde sólo había encontrado ritualismo, hipocresía e intolerancia.
     Debido a problemas económicos familiares, tuvo que resignarse a estudiar secretariado ejecutivo, pero la carrera que realmente le interesaba era cómputo. Un día que estaba de visita en casa de Ricardo se lo comentó y él le ofreció enseñarle programación y análisis de sistemas.
     Para hacer corta una historia larga, a los pocos meses ya estaba programando, su fascinación por Ricardo era total y con Elsa se habían hecho íntimas amigas. Es así como, el 2 de agosto de 1982 se convirtió en su segunda esposa.
     El proceso de adaptación fue natural, más natural de lo que hubieran podido imaginarse y la convivencia no sólo funcionaba sino que funcionaba muy bien.

     Lola era toda una arquitecta, pero a pesar de estar rodeada de compañeros de trabajo, amigos y familiares, se sentía sola, veía que el mundo era un torbellino que giraba locamente y que todo andaba de cabeza. Fue entonces cuando conoció el Hinduismo por intermedio de un compañero de la universidad y la mente se le abrió a enfoques completamente distintos. Quedó maravillada y gratamente sorprendida.
     Con Ricardo no fue amor a primera vista, aunque desde el primer momento en que lo vio le inspiró confianza y admiración por sus ideas tan claras y precisas, sus convicciones sólidas e inquebrantables y porque sabía llegar a la gente, siempre estaba ayudando a los demás y preocupándose por todos, había firmeza en sus palabras, solidez en sus argumentos y su claridad y sencillez no dejaban lugar a confusión o dudas… Finalmente quedó cautivada por su personalidad y el 17 octubre de 1985 se convirtió en su tercera esposa.

     Mercedes a quien todos llaman Gatita, llevaba dos años estudiando ingeniería civil cuando conoció la Religión. Siempre había estado en búsqueda del lugar que Dios tenía para ella. Durante su niñez había visitado varios grupos Cristianos y durante su adolescencia se había involucrado mucho con grupos Católicos, haciendo misiones, retiros e incluso llegando a considerar la posibilidad de ser monja. Por esas fechas estaba recorriendo grupos esotéricos y si bien en todos le ofrecían «romperle los esquemas» jamás supo que aquello era posible hasta que conoció el Tamntramaarga.
     Allí encontró también su verdadera vocación, ya que después de una larga conversación con Ricardo, se dio cuenta que uno debe dedicarse a lo que realmente le gusta y no simplemente a lo que es bien visto socialmente o supuestamente más rentable y decidió cambiarse a la facultad de artes donde estudió diseño gráfico.
     Desde el principio notó que Ricardo era un hombre muy especial y excepcionalmente racional, pero no se imaginó entonces que terminaría amándolo ni que sería una de sus esposas. Afortunadamente así fue y el 16 noviembre de 1988 se convirtió en su cuarta esposa.
     A fines de 1989, después de sufrir meses de ilegal persecución por parte de los familiares de Mercedes que querían separarla de Ricardo y de su Religión, y cuando la situación económica en el Perú se tornaba bastante difícil, la familia Badani —compuesta aún por cinco de sus miembros— decidió abrirse nuevos horizontes y viajó a Chile para explorar la posibilidad de montar una filial de sus empresas allá, abriendo una casa de software a la que llamaron Mad Mac™ y haciendo, al poco tiempo, negocios directamente con Apple Chile y otras empresas importantes en diversos lugares del país, pero sobre todo, cumpliendo lo que el acertado Guru de Ricardo también le había vaticinado: su viaje al vecino país del sur y el encuentro con las que serían sus dos últimas esposas.

     Beatriz estudió pedagogía y artes plásticas en la universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y conoció a Ricardo en 1989 a través de un programa de radio al cual él había sido invitado como Guru Tántrico para hablar sobre la creación divina versus la teoría de la gran explosión. Desde el principio le atrajo por la convicción con la que hablaba y quedó tan intrigada que decidió que tenía que llegar a conocerlo. Primero le escribió un par de cartas para saber más de su Religión y finalmente acudió a una de las conferencias que él había sido invitado a dictar en Santiago de Chile.
     En su caso definitivamente fue amor a primera vista, porque desde el primer día que lo conoció supo que era el hombre que esperaba, el hombre con quien siempre había soñado. Su firmeza, su sabiduría, su consecuencia y… su virilidad, le hicieron reconocer en él, al hombre que buscaba y el 31 de agosto de 1990 se convirtió en su quinta esposa.
     El 11 de febrero de 1991, después de muchas trabas legales, Ricardo logró, por fin, conseguir residencia en Chile, pero a pesar de sus múltiples intentos y de las exigentes inversiones que realizó, el Gobierno chileno se la otorgó sólo después de casarse civilmente con Beatriz, lo cual hizo ante la insistencia de las otras esposas, que estaban de acuerdo en que a ellas ese formalismo legal no les hacía ninguna diferencia y que, en cambio, sí consideraban muy importante que él obtuviera la residencia primero, para después, con menos presiones, poder trabajar en la residencia de las cuatro peruanas.

     Mara, que comenzó trabajando como secretaria ejecutiva bilingüe en el departamento de ventas de una importadora, al poco tiempo decidió incursionar por su propia cuenta en los negocios con una tienda de decoración de interiores. El negocio resultó exitoso y su vida, socialmente hablando, parecía ir por la misma ruta, hasta el punto que todos los que la conocían le decían que la envidiaban ya que encontraban que ella debía ser tremendamente feliz… pero la realidad era que en su vida faltaban respuestas claras, precisas y concretas, es decir, verdades inamovibles que nadie parecía saber darle.
     A mediados de 1990 conoció a Ricardo y sus —entonces— cuatro esposas, cuando él estaba dictando unas conferencias sobre Tamntra. Unos amigos la invitaron ya que estaban seguros que le interesaría… ¡y no sabían hasta qué punto acertaron!
     Desde un principio quedó impresionada con él, hablaba con tanto conocimiento en todos los campos, todo con perfecta lógica y unido todo entre sí. Por fin había encontrado las respuestas que buscaba… y mucho más, ya que el 13 de junio de 1991 se convirtió en la sexta y última esposa de Ricardo y «hoy soy una mujer felizmente realizada con un Dios y una familia que adoro».

     Ante las buenas perspectivas que se les presentaban, decidieron radicarse definitivamente en territorio chileno y si bien inicialmente permanecieron en Santiago, finalmente se mudaron a dos horas al sur de la capital para poder llevar así una vida más natural y más tranquila, pero sobre todo, para mantenerse lejos de la curiosidad de la gente. Ahora la familia ya estaba completa.
     Antes de un año y casi coincidiendo con la llegada de los tres alborotados perritos que les alegraron aún más la vida, compraron la casa de Los Maquis donde se establecieron definitivamente, pero debido a que las trabas del Gobierno chileno continuaban para con los inmigrantes —sobre todo bolivianos y peruanos— las cuatro esposas peruanas quedaron sin visa a finales de 1991.
     Con el paso del tiempo, esta especial familia, compuesta —por propia elección— de siete integrantes —un esposo y seis esposas— se fue haciendo cada vez más sólida y feliz en su estilo de vida antiguo y tradicional, hasta el punto que el 9 de marzo de 1992, realizaron todos juntos la ceremonia definitiva de unión, según la cual piden volver a encontrarse vida tras vida.

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     Carlos, de nacionalidad chilena por nacimiento y alemana por su abuelo materno, había realizado estudios de filosofía en la universidad Católica de Valparaíso y fue uno de los primeros chilenos en unirse a las filas del Tamntrika Kaola Maarga a inicios de 1990, al poco tiempo de que Ricardo llegara a Santiago.
     Carlos llevaba varios años buscando en el Hinduismo soluciones para su vida y si bien la filosofía de los Kr’s’n’aeta lo había deslumbrado inicialmente, no le había dado las respuestas definitivas que él necesitaba hallar, pero con la llegada de Ricardo a Chile, su vida dio un vuelco total.

     Algo similar ocurrió con Fanny y en 1993 ella también ingresaba a la Religión.
     Allí se conocieron y quedaron tan prendados el uno del otro, que a inicios de 1994 ya estaban realizando la ceremonia religiosa de matrimonio.
     Desde ese momento, Fanny se dedicó totalmente a complacer y atender a Carlos y él, por su parte, trabajó muy duro para que nada les faltara.
     En enero de 1996, Carlos acababa de terminar un trabajo al que había estado muy dedicado durante varios meses y decidió tomarse, junto con su esposa, una pequeña temporada de descanso en la casa de Los Maquis.

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     Alejandra, una dulce joven de 21 años, viajó desde Puerto Montt a inicios de marzo para visitar a su hermano Jaime que vivía en Santiago.
     Desde que él estudiaba derecho en la capital casi no se veían y después de mucha insistencia había logrado convencer a sus padres para que le permitieran quedarse con él una corta temporada.
     Llegó muy entusiasmada a la casa que Jaime compartía con otros Devotos y ese domingo 24 de marzo fue a Los Maquis acompañándolo a una ceremonia religiosa como una simple simpatizante.
     Quedó tan encantada con el lugar y con la gente que, olvidándose un poco de su hermano y del motivo de su visita a Santiago, decidió hospedarse con la familia Badani por unos días.
     Todo le resultaba sumamente encantador, había muchas mujeres con las cuales conversar, disfrutaba terriblemente de las fogatas que solían organizar en la colina e incluso se incorporó a las clases de inglés que Carlos estaba dando a las demás mujeres.

 

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