... continúa
Mara, que había quedado sola en
la enfermería desde las diez de la mañana en que vinieron a llevarse a la gorda,
fue trasladada poco después a la «celda de lujo» del pabellón de las mujeres, donde la dejaron nuevamente sola.
Esta celda, que era algo más cómoda que las demás —dentro de lo que cabía en aquel lugar— era probablemente por la que su familia había pagado y, que según le habían dicho los investigadores, no se la habían podido asignar —a pesar de haber cobrado por ella— porque estaba ocupada... Otra más de sus mentiras.
Cuando ya estuvo más tranquila —y
más limpia— aprovechó de mirar por la angosta mirilla y notó que Karim estaba en el
calabozo de enfrente. ¡Se puso sumamente feliz! Sin perder tiempo, Mara empezó a hacer gestos de
saludo para intentar atraer su atención, pero el guardia captó sus movimientos y rápidamente dio fin a la comunicación
pegando un papel con cinta adhesiva en la minúscula ventanilla de su celda.
continuará ...
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