Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

jueves, 13 de noviembre de 2014

125 • Oscuro, Fétido y más adentro... la negrura

... continúa

     Mara comenzó a caminar de un lado para otro como un animal enjaulado. Se pego a la puerta para tratar de escuchar algo, pero no logró oír absolutamente nada... Las celdas que había visto al llegar tenían puertas de barrotes y en las que había portones de madera había una mirilla a la altura de los ojos, pero en este caso, la puerta era enteramente de una madera gruesa que aislaba demasiado bien la habitación de cualquier ruido.

     — ¿Cómo hago para que venga el guardia? —Dijo en voz alta con desesperación, hablando para sí misma.

     — Comienza a darle a la puerta sin parar hasta que venga, esa es la única forma, no trates de hablar ni gritar, no te escuchará —le contestó la gorda, que aún cubierta por su abrigo y sin incorporarse, se mantenía en la misma posición en la camilla.

     A Mara le pareció sumamente extraño que le dijera eso, se había mostrado molesta por los ruidos cuando ella entró y ahora le aconsejaba no dejar dormir a nadie hasta que le respondieran. Definitivamente eso la volvía aún más sospechosa, probablemente esa sería su táctica para hacerse su amiga, pero aún así valía la pena intentarlo.

     Se puso a golpear la puerta fuertemente con los puños hasta que al poco rato llegó el guardia para preguntarle qué quería. Mara le contestó que quería ir al baño, lo cual no era realmente tan desesperante, pero lo que sí necesitaba desesperadamente era poder salir, pasearse un poco por el sitio y ver si lograba divisar a alguno de sus amigos.

     El guardia la llevó al segundo calabozo de ese sector.

     Cuando la puerta se abrió, el espectáculo que vio fue realmente horripilante y le hizo evocar inmediatamente la película Jesucristo Superestrella en el pasaje de los leprosos, todo estaba oscuro y fétido y más adentro en la negrura, alguien agitaba su mano con desesperación invitándola a entrar. Ella no lograba distinguir ninguna cara, nada, sólo podía ver unos bultos negros y horrendos y, paralizada junto a la puerta, no se atrevió a dar ni un solo paso.

     El guardia cerró la puerta diciéndole que ya volvería por ella.




     — No estamos solas, hay más gente aquí… y mejor no toques nada, todo está asqueroso —le susurró Mercedes al oído, luego de desistir de seguir haciéndole señales.

     Empezando ya a adaptarse a la oscuridad y con la pobre luz que se filtraba por la mirilla de la puerta, Mara pudo distinguir a Mercedes y un poco más allá a Lola, que también se acercó a saludarla. ¡Qué alivio y qué felicidad volver a verlas!

     Ambas mujeres le sugirieron, que a pesar de la necesidad, se abstuviera de utilizar aquella letrina.

     Mercedes le contó brevemente el encuentro con Ricardo y que él ya había declarado, con lo cual finalmente había salido a la luz que ellas eran sus esposas. Le describió un poco dónde estaba cada uno y Mara se tranquilizó tremendamente al saber que hasta donde parecía, estaban todos bien, hasta donde la palabra «bien» tenía sentido en aquel lugar.

     Mara las puso al tanto de sus sospechas sobre «la gorda» que había encontrado en su celda y les hizo prometer que si la hacían desaparecer la buscarían todo lo que fuera necesario y la rescatarían.


continuará ...

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