Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

viernes, 16 de enero de 2015

133 • Filmarlos como a delincuentes

... continúa

     Condujeron a las mujeres escaleras arriba hasta las puertas de los calabozos pequeños en los que habían estado poco antes, donde las reunieron con los hombres que aún aguardaban en formación y luego les hicieron seguir caminando a todos juntos hasta que pasaron la reja que separaba los calabozos de las oficinas de la entrada, los hicieron doblar hacia la derecha y nuevamente escaleras arriba.

     Mientras subían las escaleras, Mercedes —inquieta como estaba por toda la situación— aprovechó la forma relajada en que estaban siendo conducidos y se adelantó disimuladamente hasta donde Karim, para preguntarle si uno podía declarar lo que quisiera y si podía rehusarse a firmar hasta que no aceptaran su declaración completa.

     Karim explicó a las mujeres que tenía más cerca, que ninguno estaba en la obligación de hacer declaraciones o firmar ningún papel si no lo deseaba y que no tenían que firmar si no estaban conformes con la transcripción de sus declaraciones. Tenía la esperanza de que su mensaje fuera retransmitido a las demás, para evitar así mayores abusos por parte de los detectives.

     Yo quiero que quede por escrito todos los maltratos que nos están haciendo —le remarcó Mercedes y aprovechó de contarle que su esposa había sido víctima de abuso sexual por parte de un guardia.

     La reacción de Karim fue explosiva, se puso furioso, nunca antes lo habían visto así, estaba sumamente indignado y sin pensar en nada más, empezó a gritar:

     ¡¡¡¿Cómo es posible que hallan manoseado a mi mujer justamente en la Brigada de Delitos Sexuales?!!! ¡¡Desgraciados!! ¡Quién está a cargo aquí! ¡Quién fue el que lo hizo! ¡Claudia, dime quién fue!

     Nadie habló.

     Claudia, sumamente preocupada, se adelantó hasta donde estaba Karim y tan nerviosa como se hallaba por toda la situación, intentó en vano serenarlo. Tenía miedo de lo que le pudiera pasar si continuaba gritando, pero Karim seguía muy indignado y no había quién lo silenciara.

     Rápidamente vinieron dos investigadores, que después de vapulearlo, lo amenazaron rudamente para que se callara y le advirtieron que si no lo hacía, no sólo él, sino también las mujeres, sufrirían las consecuencias. Esto recién frenó un poco su ira.

     Cuando llegaron al final de las escaleras, los hicieron aguardar a la entrada de un salón amplio arreglado a manera de teatro, con butacas, un pasillo ancho y una mezanine en el piso alto.

     Ricardo, que ya estaba de pie en el escenario, fue rápidamente sujetado de los brazos por dos investigadores que se lo llevaron fuera del salón por alguna otra ruta de acceso.

     A ellos los hicieron descender por la escalera y sentarse juntos en las tres primeras filas de las butacas de la izquierda.

     Había una cámara al fondo del teatrín y un investigador hacía las pruebas del caso, otros investigadores estaban repartidos en la sala y un par más miraba la escena desde arriba.

     Uno de los detectives les explicó —sin entrar en mayor detalle— que todo lo que tenían que hacer era subir al escenario uno por uno, girar a la derecha, luego girar a la izquierda, caminar de un lado a otro, pararse delante del micrófono, decir su nombre, su edad y luego bajar. No les dijeron que mientas tanto los iban a filmar, pero eso era evidente.

     Las señoras Badani, que habían quedado juntas en la primera fila, se voltearon hacia Karim que había terminado ya su último año de derecho en la universidad y le preguntaron si lo que querían hacer era legal, si de verdad tenían que caminar delante de la cámara o si podían negarse.

     Karim, cuyos conocimientos eran aún demasiado teóricos, no tenía muchas nociones sobre cual era el procedimiento a seguir, por lo que le devolvió la pregunta a Jaime, ya que él, al mismo tiempo que terminaba sus estudios, desde hacía ya unos meses estaba trabajando para un bufete de abogados, justamente en el campo penal.

     Yo lo que sé, es que la filiación es un proceso que se hace recién si el juez lo declara a uno culpable. Ahora, aquí ellos pueden hacer lo que quieran y nosotros no tenemos como impedírselos y menos aún sin un abogado presente. Por otro lado, no tenemos obligación de hacer ese vídeo ya que no es parte de ningún procedimiento legal que yo conozca y no sabemos para qué lo van a utilizar… Creo que podemos negarnos… —dijo Jaime, no muy seguro tampoco de sí mismo.

     Eso bastó. Karim empezó a protestar con términos legales al investigador que parecía estar a cargo, pero el hombre, ignorándolo por completo, lo hizo callar y le respondió:

     ¡No tengo que explicarles nada! Tú no entiendes de esto. Ustedes lo único que tienen que hacer es pararse y caminar.

     Karim, aparentando estar muy seguro de sí mismo, le respondió que él sí entendía ya que era egresado de derecho y continuó alegando, citando ahora extractos del Código. El investigador, viendo que perdía terreno, lo volvió a hacer callar esta vez en forma más enérgica y para concluir con la discusión, les dijo a manera de conciliación:

     Este vídeo es para nuestros registros internos, persona que es detenida aquí, debe quedar registrada. Si ustedes quieren, cuando hablen frente al micrófono, pueden decir que están haciéndolo contra su voluntad o lo que quieran decir. Pueden decir cualquier cosa que quieran.

     El investigador señaló a Alberto y en tono cortante le ordenó que subiera él primero al escenario. Alberto miró hacia ambos lados y sin saber qué hacer, se paró y subió.

     Ya arriba, caminó tranquilamente a un lado del escenario y luego al otro, tal como le habían indicado, después se paró frente al micrófono, dijo su nombre, su edad y declaró que estaba haciendo ese vídeo por exigencia de la Policía de Investigaciones y que era en contra de su voluntad.

     Mientras Alberto desfilaba para las cámaras, los demás se pusieron a discutir el asunto entre ellos. No estaban muy seguros de desear continuar.

     Yo trabajo con computadoras, los vídeos se pueden editar y hacer aparecer lo que ellos quieran o, en último caso, le pueden quitar el audio y nuestra protesta ante el micrófono no servirá de nada. Además, este vídeo es igual al que presentan siempre en la tele de los criminales a los que han capturado y los hacen desfilar por la pasarela de los delincuentes. Nadie sabrá que somos inocentes. ¡Yo no pienso subir! —Alegó Gaby.

     Al ver su ejemplo, los demás afirmaron que tampoco subirían y se empezaron a dar fuerza los unos a los otros. Cada vez que repetían que no pensaban subir lo hacían más y más seguros de que nadie los podría obligar.

     Los investigadores intentaban hacerlos callar, pero no lo lograban.

     El investigador a cargo le ordenó enérgicamente a Jaime que subiera, pero él se negó rotundamente y, a pesar de que lo amenazó y continuó ordenándoselo, Jaime no se movió de su silla.

     Al ver su determinación, el investigador decidió cambiar de presa y le ordenó subir a Roxana, pero la respuesta de ella fue similar y empezaron a oírse las voces de los demás en apoyo, cada vez más fuertes y más resueltas.

     Karim les explicó, con citas de la misma Constitución chilena, que el procedimiento era inapropiado, que no se encontraba en ninguna ley, no era parte del reglamento de la policía y por lo tanto no tenían ninguna obligación de hacerlo, pero el investigador —que ahora se había visto reforzado por dos detectives más, firmemente parados a sus lados— lo hizo callar inmediatamente y no lo dejó continuar.

     Jaime intervino también con planteamientos legales, explicando que lo que estaban haciendo era inconstitucional y que para empezar, todo detenido tenía derecho a hacer una llamada solicitando la presencia de un abogado, pero el investigador, cada vez más molesto, le gritó que esas cosas solamente sucedían en la televisión, que todos ellos eran unos ignorantes, que allí no tenían derecho a un abogado y que al parecer Jaime había visto demasiados programas de publicidad.

     ¡¡… Y tú mejor cállate si no quieres que te lo explique de otra forma…!! —Terminó amenazándolo ferozmente y continuó gritándole a cada uno para que se callara.

     Cuando por fin logró que se hiciera el silencio, se los quedó mirando uno por uno detenidamente y cuando al parecer comprobó —por la decisión que había en sus miradas— que ninguno cambiaría de actitud, ordenó que sacaran a los hombres del salón, especialmente a Karim y a Jaime que eran los que le argumentaban con bases legales.

     Si bien han sido muy bien tratados hasta este momento, recibiendo un trato muy considerado y muchas prerrogativas, algo que no es habitual con los demás detenidos y por lo que deberían dar las gracias, a partir de aquí, si insisten en no colaborar, las cosas cambiarán drásticamente y ahora sí que van a saber lo que es bueno y serán muy mal tratados en los calabozos, en especial las mujeres —recalcó el detective, mirando a Karim fijamente a los ojos.

     A pesar de las terribles amenazas, los hombres mantuvieron su decisión con un firme silencio.

     Dentro del anfiteatro, el investigador volvió a insistir con las mujeres, pero nuevamente obtuvo la misma respuesta en forma unánime por parte de todas ellas. Al ver que no iba a conseguir nada de esta forma, indicó que se las llevaran a todas y esta vez le ordenó a Gaby que se quedara.


continuará ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Danos tu opinión...