... continúa
Karim exigió hablar
inmediatamente con el jefe a cargo de aquella operación y fue llevado ante la
presencia de una mujer policía. Sintiendo que, al ser ella una mujer, podría sentir empatía hacia las otras mujeres y comprender mejor lo que les estaba ocurriendo, le comentó de las amenazas que
los investigadores les habían hecho sobre las damas y le solicitó que
comprendiera la actitud que habían asumido ya que Policía de Investigaciones no
había cooperado en garantizar la protección y los derechos de ellos, hasta el
punto que su propia mujer había sido víctima de abusos deshonestos dentro de
aquel recinto.
Si bien la mujer tuvo la
paciencia de escuchar en silencio su acalorado reclamo, se limitó, sin siquiera dirigirle la
palabra, a ordenar secamente que lo devolvieran a su celda.
Cuando Karim le narró a Ricardo
todo el incidente en el teatrín, Ricardo le explicó que al inicio, él también
se había rehusado a realizar el vídeo de fichaje aún cuando lo habían amenazado
de que si no lo iba a tener que hacer a la fuerza, pero después, cuando
le hicieron las mismas amenazas que a ellos respecto a las mujeres, había
preferido colaborar, ya que mientras fueran sus datos de ley y su cara y no
ninguna declaración comprometedora, no le había visto el problema y más le
preocupaba lo que los investigadores pudieran hacerles a ellas el tiempo que
aún tuvieran que permanecer allí.
Cuando Ricardo se enteró de lo
sucedido con Claudia y que Gaby había quedado sola a merced de los
investigadores, se enfureció.
— Piensa, por favor, en lo que
implica que se cometan delitos sexuales… ¡¡¡en la brigada contra los delitos
sexuales!!! Aquí se aplica la frase de Juvenal: ‘¿Quien vigila a los
vigilantes?’
Ricardo llamó firmemente ante la
puerta de su celda hasta que logró que se acercara un guardia al que le exigió
hablar inmediatamente con la sub-comisario Correa.
Un rato después, el mismo guardia
que hacía la ronda por los calabozos, fue interceptado para preguntarle si le
habían informado a la sub-comisario que él quería verla ya que aún no había
obtenido respuesta. Como al parecer el hombre había ignorado su pedido, Ricardo
exigió hablar inmediatamente con el jefe de guardia, al que le informó que no
comería ni bebería nada hasta hablar con la sub-comisario Correa en persona.
Ricardo hablaba en forma enérgica
y sus palabras se alcanzaron a oír hasta las demás celdas y todos los que
escucharon manifestaron inmediatamente su intención de acompañarlo en su huelga
de hambre y en las medidas que fueran necesarias.
A Alberto, al que le habían
traído el clásico pan con mortadela para el desayuno y le habían preguntado si
quería té, la noticia le llegó cuando ya le había pegado el primer mordisco al
pan, el cual regaló inmediatamente a los presos de la celda contigua y cuando el
guardia vino con la bebida, la rechazó con firmeza y le dijo que ya no quería
comer nada.
— Aquí hay otro más en huelga
de hambre —dijo a su compañero el guardia que cargaba la olla del líquido. Ambos se veían muy molestos por la situación.
continuará ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Danos tu opinión...