Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

jueves, 10 de octubre de 2013

013 • La Policía de Verdad...

continúa ...

 
     Un alboroto se empezó a formar fuera de la casa… algo raro estaba sucediendo… era como si alguien hubiera llegado inesperadamente o se hubieran enterado de algo que había despertado su preocupación. Se escuchó mucho ruido de conversación y al poco rato, los pasos de un investigador que entró muy apurado por la puerta de atrás buscando al prefecto Sotomayor.
 
     Los investigadores intercambiaron palabras muy rápidamente y demasiado bajo como para que pudieran oírles. Luego, el prefecto dio varias indicaciones a sus hombres y éstos volvieron a salir prestamente.
 
     Al poco rato, se escuchó delante de la casa la voz de un hombre que preguntaba sobre los sucesos de las últimas horas.
 
     Podían oír como ponían al tanto al recién llegado... no de lo que habían encontrado en la casa, sino de lo que había en sus mentes, ya que no se parecía en nada a lo que se estaba viendo y viviendo dentro.
 
     Era un relato totalmente retorcido —en el cual no mencionaban para nada los intrascendentes hallazgos—narrado de forma escandalosa y como queriendo predisponerle en su contra. Los investigadores parecían tenerlo todo ya calculado, como si lo hubieran planeado desde antes de llegar a la casa y ahora, sólo buscaran justificar su historia.
 
     Pocos minutos después, ingresó por la puerta principal un carabinero del retén de Pelequén, que si bien nunca había venido a la casa de Los Maquis a visitarlos como habían hecho muchas veces otros de sus compañeros, sí lo conocían de vista.
 
     Por fin llegó la policía de verdad —susurró Mara a las demás.
 
     El carabinero, visiblemente sorprendido por todo lo que estaba ocurriendo, pasó delante de las mujeres que permanecieron silenciosas sentadas en el borde de las camas y se las quedó mirando durante unos pocos segundos. En los ojos de ellas se podía leer la súplica ¡Avisa! ¡Ayuda! ¡¡Haz algo!!… Tenían la esperanza de que los carabineros pudieran intervenir de alguna manera.
 
     La presencia del carabinero, de aspecto amable, contrastaba con la actitud de los detectives que eran como personajes de una película de tipos malos, en su mirada había muchas interrogantes y una expresión de muda comprensión, pero sin decir palabra siguió de largo para reunirse a la salida del cuarto de Ricardo con la sub-comisario Correa, el sub-prefecto Bravo y el prefecto Sotomayor.
 
     El señor Badani es vecino notable en esta comunidad… Estas personas nunca han tenido un problema con nadie… —dijo el carabinero después de la presentación inicial y luego procedió a solicitar las explicaciones del caso.

     Era evidente que el Retén de Pelequén no había sido informado de lo que estaba pasando en su jurisdicción y por lo que se podía oír de la conversación, el carabinero había venido ante el pedido insistente de los vecinos que se encontraban alarmados por el alboroto que se había desatado desde hacía varias horas en la casa.

     ¡Sí, estamos totalmente seguros de lo que estamos haciendo…! Tenemos abundante evidencia de que pertenecen a una secta satánica, sadomasoquista y nazi… —le cortó bruscamente y visiblemente irritado el sub-prefecto Bravo.
 
     Después de una corta conversación, en donde los detectives hicieron uso de su rango para hacerlo callar y aconsejarle que mejor no intervenga en este asunto, el carabinero fue llevado al cuarto de Ricardo donde había más miembros de la institución, uno de los cuales tenía una cámara portátil y estaba filmando la supuesta y ya acomodada evidencia.
 
     El carabinero pidió hablar con Ricardo pero la sub-comisario Correa se lo negó, parecía como si quisieran ocultarlo. El carabinero insistió, esta vez con más fuerza e incluso se negó a marcharse mientras no hablara con él y verificara que todo estuviera en orden.
 
     Los investigadores no tuvieron más remedio que hacer que Ricardo saliera del baño y lo llevaron al pasillo al costado del equipo de música.
 
     El carabinero, después de preguntarle brevemente si se encontraba bien, visiblemente impresionado por el gusto musical de la familia, no pudo evitar el comentario:
 
     Vaya, a ustedes sí que les gusta la música. Tienen bastantes CD’s. Deben tener cuando menos unos cien.
 
     No era la primera vez que alguien que los visitaba hacía comentarios sobre la selección musical, ya sea de CD’s o de casetes y, en prácticamente todos los casos, permanecían contemplándola un buen rato con admiración, pero el comentario del carabinero en estos momentos, más que simpático, resultaba un tanto desatinado.
 
     Sin permitirles cruzar más que unas pocas palabras, los investigadores hicieron rudas indicaciones al carabinero para que se marchara de la casa y el mismo sub-prefecto Bravo lo obligó a acompañarlo hasta la puerta donde nuevamente le hizo cortantes comentarios para que se marchara rápidamente de la propiedad y no se metiera con ellos.
 
     Ricardo fue llevado de regreso al baño donde tranquilamente continuó hablándole a sus guardianes sobre la falacia de los derechos, cómo no existía la propiedad privada, de la verdadera libertad y la pérdida del honor… mientras afuera, el alboroto en la casa continuaba y no parecía tener cuando acabar.

continuará ...
 

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