continúa ...
A la cafetería entró una investigadora, señaló a Mara y le indicó que la siguiera hacia el segundo piso sin darle mayores explicaciones. Carlos y Ricardo, que seguían sentados en el pasillo al lado del baño, la vieron desaparecer escaleras arriba.
Tanto Mara como los demás, pensaron que ya le había tocado el turno a ella de ser interrogada y sabría Dios que le irían a hacer.
La obligaron a entrar a una oficina grande, con aspecto de consultorio médico y le dijeron que esperara allí, mientras la famosa inspectora Yelka —la más agresiva y machona de todas las mujeres y, porque no decirlo, de los hombres también— que ya se encontraba adentro y hacía como que buscaba algo en el escritorio de al lado.
Buen rato después, apareció por la puerta el hermano de Mara, que en cuanto vio a Mara, empezó a mover levemente la cabeza de un lado a otro como diciendo ¿Qué es todo esto…? ¿Qué es lo que está pasando…?
¡A Mara casi le dio un infarto! Nunca se imaginó que la hubieran llevado allí para verlo a él.
Su hermano, que había estado viendo las noticias de la medianoche cuando se topó con que su hermana aparecía en una de ellas, le contó que su mamá estaba sumamente preocupada y muy mal de salud por lo que habían visto en la televisión. Le dijo, también, que le habían mostrado fotos de ellos y que todo se veía espantoso.
Mara firmemente le aclaró que muchas de las cosas que le habían mostrado habían sido plantadas por los mismos investigadores y que alguien quería, no sabían ellos con que motivo, involucrarlos en un gran escándalo.
La inspectora Yelka, que seguía haciéndose la que buscaba algo en el mismo punto del escritorio, hacia oídos sordos de lo que Mara decía, como si no estuviera ahí, pero seguía sin moverse del lugar.
Su hermano le preguntó en qué la podía ayudar y Mara, sin pensarlo dos veces, le pidió que contratara un abogado ya que a ellos no los dejaban ni pedir uno ni hacer un llamado telefónico.
A los pocos minutos su hermano se marchó, prometiéndole que iba a hacer por ella todo lo que estuviera en sus manos.
Mucho rato después, Mara fue llevada de regreso a la cafetería donde le indicaron volver a sentarse en la misma mesa. A la pasada se quedó mirando unos segundos a Gaby, intentaba contarle algo de lo que había pasado, pero ella no le entendió y Mara tuvo que volver a mirar su esquina de la habitación sin decir palabra.
continuará ...