Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

miércoles, 22 de enero de 2014

043 • ¿Interrogándolos...?

continúa ...


     Se abrió la puerta de la oficina donde tenían a Beatriz y apareció la sub-comisario Correa trayendo algo escondido en las manos y mostrándolo bruscamente, le preguntó con rudeza qué era aquello.

     Ella le contestó que era un masajeador de espalda pero la sub-comisario, gritándole en un tono prepotente y agresivo que hizo que se encogiera aún más en su silla pensando que la iban a golpear, la retó para que le dijera para qué servía.

     Beatriz, intentando mantener la calma a pesar del susto, le explicó que, como su nombre así lo decía, el masajeador de espalda servía para dar masaje en la espalda.


     La sub-comisario le gritó mentirosa y le dijo que ese masajeador servía para otra cosa y empezó ella misma a detallar los múltiples usos —todos ellos sexuales— de los vibradores. Le dijo que no entendía para qué lo necesitaba si tenía un hombre y la insultó diciéndole que ella era una pervertida al igual que los demás, que todos eran unos degenerados.


     Una y otra vez la sub-comisario le decía que ella era la esclava de Ricardo y una y otra vez Beatriz le aclaraba que era su esposa.

     Beatriz les dijo que ella quería declarar que era mayor de edad, que estaba en este grupo y con Ricardo por su propia voluntad, que lo amaba y que era muy feliz, pero la sub-comisario Correa le gritó:

     ¡¡¡¿Y de qué nos sirve esa declaración a nosotros?!!!

     Ante esto, Beatriz se limitó a responder que no deseaba hacer ninguna otra declaración mientras no tuviera la asesoría de un abogado.

     Ya me estás cansando, eres una tonta, no te imaginas lo que te puede pasar en la cárcel —le decía la sub-comisario cada vez más y más irritada, pero ella le contestaba que eso no le preocupaba y la rabia de la mujer aumentaba aún más.

     Otros investigadores que se habían unido al grupo le gritaban que no pensaba y que era una tonta. La instaban para que hablara de una vez y le insistían para que incriminara de algún modo a Ricardo.

     Beatriz los miraba fastidiada y la sub-comisario, a cada momento más molesta, iba levantando cada vez más la voz y ahora, a gritos le dijo:

     ¡Cabra huevona, ya me cansaste! ¿Sabes lo que te vamos a hacer? Te vamos a llevar a otro cuarto, te vamos a desnudar delante de un montón de hombres y te vamos a sacar fotografías para que las publiquen los diarios y todos vean lo puta que eres.



continuará ...


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