continúa ...
Cuando terminaron con todas las mujeres, un investigador subió al tercer piso a buscar a Alberto, le quitó las esposas que le sujetaban las manos contra el respaldo de la silla, le ordenó que se parara, le colocó nuevamente las esposas, esta vez con las manos hacia delante y lo llevó al segundo piso, a la antesala del médico, donde le ordenó que se sentara en una de las sillas.
Poco rato después venía otro investigador trayendo a Karim y luego a Ricardo, al que hicieron pasar directamente a la revisión.
Mientras esperaban en la antesala del médico, trajeron también a Carlos y por último a Jaime. Era la primera vez que los hombres estaban reunidos. No se les permitía hablar entre ellos y se tenían que limitar a mirarse en silencio.
Al ver a Carlos, Jaime se dio cuenta que Ricardo Badani también estaba allí y pensó inmediatamente en su hermana, ¿qué habría sido de ella? Le preocupaba mucho la situación de Alejandra, acababa de llegar hacía pocos días desde Puerto Montt para pasar unas vacaciones en su casa, luego hacía un par de días que había ido a Los Maquis y ahora la habían detenido pensando… quién sabe qué, ya que ni siquiera él sabía por qué lo habían detenido. Definitivamente las cosas se veían más complicadas cada vez.
Karim, que descalzo y tan desabrigado como estaba, tenía que estar pasando un frío terrible, se sentó sobre sus pies en la silla de madera para intentar abrigarse un poco, pero el investigador que los vigilaba lo insultó y le ordenó de muy mala manera que se sentara como la gente. Karim se limitó a mirarlo directo a los ojos con desprecio y bajó los pies al suelo sin responder.
En el consultorio improvisado esperaban a Ricardo el médico acompañado de dos detectives hombres. Le ordenaron desnudarse completamente, dar una vuelta y luego lo examinaron para ver si tenía alguna lesión de cualquier tipo.
El examen fue bastante simple y rápido y en cuanto volvió a vestirse se lo llevaron de regreso al hall del primer piso.
Uno por uno el médico revisó a Carlos, a Alberto, a Jaime y por último a Karim y uno por uno los volvieron a conducir a su anterior ubicación y a su misma incómoda posición.
Finalmente, en los partes médicos quedó legalmente asentado que ninguno de ellos —tanto hombres como mujeres— presentaba lesiones, marcas ni enfermedades de ningún tipo al momento de ingresar a los cuarteles de la Policía de Investigaciones… cómo saldrían de allí, ésa era otra historia.
Mientras esperaban en la antesala del médico, trajeron también a Carlos y por último a Jaime. Era la primera vez que los hombres estaban reunidos. No se les permitía hablar entre ellos y se tenían que limitar a mirarse en silencio.
Al ver a Carlos, Jaime se dio cuenta que Ricardo Badani también estaba allí y pensó inmediatamente en su hermana, ¿qué habría sido de ella? Le preocupaba mucho la situación de Alejandra, acababa de llegar hacía pocos días desde Puerto Montt para pasar unas vacaciones en su casa, luego hacía un par de días que había ido a Los Maquis y ahora la habían detenido pensando… quién sabe qué, ya que ni siquiera él sabía por qué lo habían detenido. Definitivamente las cosas se veían más complicadas cada vez.
Karim, que descalzo y tan desabrigado como estaba, tenía que estar pasando un frío terrible, se sentó sobre sus pies en la silla de madera para intentar abrigarse un poco, pero el investigador que los vigilaba lo insultó y le ordenó de muy mala manera que se sentara como la gente. Karim se limitó a mirarlo directo a los ojos con desprecio y bajó los pies al suelo sin responder.
En el consultorio improvisado esperaban a Ricardo el médico acompañado de dos detectives hombres. Le ordenaron desnudarse completamente, dar una vuelta y luego lo examinaron para ver si tenía alguna lesión de cualquier tipo.
El examen fue bastante simple y rápido y en cuanto volvió a vestirse se lo llevaron de regreso al hall del primer piso.
Uno por uno el médico revisó a Carlos, a Alberto, a Jaime y por último a Karim y uno por uno los volvieron a conducir a su anterior ubicación y a su misma incómoda posición.
Finalmente, en los partes médicos quedó legalmente asentado que ninguno de ellos —tanto hombres como mujeres— presentaba lesiones, marcas ni enfermedades de ningún tipo al momento de ingresar a los cuarteles de la Policía de Investigaciones… cómo saldrían de allí, ésa era otra historia.
continuará ...
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