continúa ...
Poco después de las dos de la mañana, uno de los hermanos de Mara se presentó en la brigada preguntando por ella. Sin darle explicaciones sobre su situación, dos investigadores lo llevaron directamente hasta el tercer piso, a la habitación en la cual habían acomodado con malicia todas sus «evidencias».
A través de la puerta abierta, Alberto podía oír cómo los investigadores, mostrándose ahora muy seguros de la solidez de sus hallazgos, le explicaban el significado de la atmósfera que ellos mismos habían armado. Podía escuchar, también, como le decían que todas esas cosas eran la prueba de lo degenerados que eran y le preguntaban cómo había podido su hermana implicarse con esa clase de gente.
El hermano de Mara se limitó a insistir en su pedido de verla, pero los investigadores, ignorándolo, continuaron todavía por unos minutos intentando escandalizarlo con las atrocidades que decían sobre ellos.
Después de un rato, los tres hombres volvieron a pasar por el costado de Alberto y desaparecieron escaleras abajo.
continuará ...
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