continúa ...
Carlos, vendado como estaba,
podía oír como entraban y salían de la habitación muchos detectives de ambos
sexos.
— ¡¡Si no hablas vamos a
torturar a tu esposa!! —Continuaban amenazándolo.
Le hacían escuchar gritos y
llanto a lo lejos y le decían que eran de Fanny y que él podía detener el sufrimiento
de ella en cualquier momento.
Muchísimo tiempo después, cuando
se dieron cuenta que seguía firme en su actitud, lo obligaron a ponerse derecho
nuevamente, le quitaron los alambres que le estrangulaban el pene, la venda que le cubría los ojos y lo
dejaron subirse los pantalones. Nunca llegaron a conectar la corriente, pero lo
mantuvieron en la expectativa durante varias horas, amenazándolo, golpeándolo y
torturándolo física y psicológicamente.
Cuando ya eran cerca de las cinco
de la mañana, las cosas empezaron recién a calmarse un poco. Carlos se sintió
algo más aliviado, había pasado lo peor… aparentemente por lo menos. Toda la
situación había sido de muchísima tensión para él.
Lo sentaron en una silla y lo
golpearon todavía un poco más. Después lo amenazaron con que lo mismo que
habían hecho con él se lo harían ahora a su mujer.
— Mira, yo sólo quiero
ayudarte… yo te aconsejo que confieses, todos los demás ya han confesado y si
tú no hablas vas a cargar con todo… Tú mujer ha confesado que se ha acostado
con Badani… No puedo entender cómo puedes ser tan tonto que defiendes a un tipo
que te ha engañado con tu mujer cada vez que te mandaba a trabajar al campo
durante todo el día.
El detective lo interrogó
respecto a las mismas cosas que habían preguntado los otros, pero de una manera
bastante más amistosa, más amable y Carlos le repitió lo mismo que entre golpes
le había dicho a los anteriores.
A eso de las cinco treinta de la
mañana, sacaron por fin a Carlos de esa oficina. Se sentía terriblemente
agotado.
Cuando iba saliendo, se le acercó
uno de sus más esforzados torturadores, el cuál le dijo a la pasada:
— Te pasaste cabro. ¡Eres
súper valiente! —Se lo quedó mirando unos segundos con admiración y luego
siguió de largo. Para Carlos, ese fue el mejor aliciente.
continuará ...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Danos tu opinión...