continúa ...
En algún momento de la madrugada,
entró la sub-comisario Correa bruscamente a la habitación donde tenían a
Mercedes, diciendo:
— ¿Qué? ¡¡¿No vas a
declarar?!! —Y dicho esto le pegó una bofetada tan fuerte sobre el ojo
derecho, en el que tiene una visible cicatriz de un accidente que tuvo de muy
niña, que el ojo quedó palpitándole durante varias horas.
Por su parte, el detective de
ojos verdes que hasta aquí se había mostrado más amable que los demás, se unió
ahora al feroz grupo.
— ¡Me has hecho perder toda la
noche! ¿Quieres que te tratemos como animal? ¡Pues como animal te vamos a
tratar! —Y le estampó a su vez dos fuertes bofetadas sobre el lado
izquierdo del rostro.
Después de muchos golpes más, cuando ya eran cerca de la seis de la mañana y viendo que aparte de lágrimas —ya que no había podido parar de llorar durante todo el tiempo que duró su interrogatorio— no iban a conseguir nada más de ella, la sacaron de allí.
continuará ...
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