continúa ...
Casi al final de la noche, un
investigador le trajo un polerón blanco, calcetines y un par de zapatos que le
pertenecían.
Evidentemente, los detectives entraban y salían de la casa de la calle Guanaco a su entera libertad, pero a pesar de eso a Roxana, que seguía con un agudo acceso bronquial, no le traían nunca su inhalador.
Evidentemente, los detectives entraban y salían de la casa de la calle Guanaco a su entera libertad, pero a pesar de eso a Roxana, que seguía con un agudo acceso bronquial, no le traían nunca su inhalador.
continuará ...
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