Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

miércoles, 30 de abril de 2014

074 • Lo Que Afirman NO Es Verdad

continúa ...


     Mantuvieron a Alberto toda la noche en aquel hall de distribución con los brazos esposados a la espalda y conforme las horas pasaban, la posición se hacía cada vez más dolorosa, pero Alberto no se quejaba y mantenía su pose indiferente. Realmente le hubiera resultado difícil a cualquier persona que no lo conociera, percatarse de cuán duro estaba resultando todo para él.

     Un buen rato después de que ya había amanecido, recién lo soltaron para llevarlo a declarar ante el inspector Mario Silva a una de las habitaciones del segundo piso.

     El inspector lo interrogó sobre su relación con Ricardo, con sus esposas y la demás gente del grupo y le preguntó si había participado en orgías u otras actividades.

     Alberto le respondió, en pocas palabras, que él no había visto nada de lo que el inspector le decía, que nunca siquiera había oído ni visto nada parecido en casa de Ricardo y por lo tanto, no sé nada.

     Le explicó que él con Roxana llevaban una vida sexual plena y estaban casados por lo civil en Perú, que no sólo no habían visto nada extraño y no habían participado en ningún tipo de rito satánico, sino que en la casa de Ricardo —la cual visitaban con bastante frecuencia— solamente se practicaba la Religión Hindú, que el término Guru para ellos significaba «guía espiritual» y la conducta de Ricardo siempre había sido esa, por lo cual él lo consideraba una persona completa y muy preparada.

     También dijo que conocía a Ricardo de toda la vida ya que habían estudiado en el mismo colegio, vivido en el mismo barrio y que él entraba y salía de casa de la familia de Ricardo como un hijo más y viceversa puesto que sus madres eran íntimas amigas y por eso podía aseverar con total certeza que lo que afirmaban no era verdad.

     El inspector por momentos se mostraba sumamente amable, pero al momento siguiente cambiaba bruscamente y se volvía absolutamente rudo y agresivo y alternaba, sin razón alguna ni una aparente explicación, entre una actitud y otra.

     Después de un buen rato de presionarlo de esta manera, tal vez por lo avanzado de la noche, lo agitada que ésta se había presentado o lo intensa que había sido la larga sesión con Carlos, el inspector se resignó a tipear lo que Alberto decía.

     Pese a las presiones del inspector Silva, Alberto se negó rotundamente a firmar su declaración sin antes leerla y el inspector, con cara de cansancio y resignación, se la entregó. Alberto le pidió que corrigiera algunas líneas que no estaban igual a lo que había declarado y que se prestaban a malas interpretaciones y el inspector, después de alegar cada vez con menos ímpetu, las cambió de muy mala gana. Alberto releyó su declaración y cuando estuvo conforme, recién firmó.


continuará ...

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