continúa ...
Llevaron a Fanny al comedor del
primer piso. Allí había un detective regordete, moreno y con cara de indio y
otra detective gordita pero bien coqueta que inmediatamente hizo que Fanny
evocara la imagen de la chanchita Piggy.
El detective la hizo sentar y
dirigiéndose a ella amistosamente intentó hacerla hablar, pero al ver que Fanny
no quería decirle nada, le ordenó levantarse nuevamente y empezó a empujarla
violentamente hasta que la tiró contra una silla. Después, él mismo la llevó
hasta la recepción donde ya habían reunido a las demás mujeres. Todas
permanecían en silencio.
Apareció en la recepción la
inspectora Yelka preguntando a quienes de las mujeres presentes no habían
interrogado aún. Lola, Elsa y Mara respondieron que a ellas, pero la
inspectora, ignorándolas totalmente, eligió nuevamente a Fanny y en tono seco
le ordenó que la siguiera.
Fanny, sin poder disimular el
temblor de su voz, le preguntó si le iban a pegar, a lo que la inspectora le
soltó un seco ¡aquí no se le pega a nadie!, y tomándola fuertemente de
un brazo se la llevó casi a rastras, escaleras arriba, a la oficina donde la
habían interrogado en un inicio.
Cuando llegaron, se toparon con
que la puerta estaba cerrada y con candado.
La rubia, mostrándose muy
fastidiada y cansada, le preguntó a Fanny si iba a declarar y cuando ella le
respondió nuevamente que no, sin más palabras la llevó de regreso a la
recepción.
continuará ...
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