Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

domingo, 18 de mayo de 2014

081 • Totalmente Expuestos

continúa ...


     Las celdas de los hombres, que quedaban en el pabellón derecho, eran iguales de minúsculas, mugrientas y pestilentes que las de las mujeres en el pasillo opuesto. Los asientos, que formaban una «L» adosada a dos de las paredes, estaban hechos de gruesos tablones de madera. En la mitad de la pared izquierda, había un agujero en el piso que hacía las veces de silo y por puerta tenían una sólida y oxidada reja que cubría toda la parte frontal y que si bien permitía un poco más de ventilación, los mantenía totalmente expuestos a las miradas de los guardias y de las celdas de enfrente.

     A Ricardo lo pusieron en una de las celdas del fondo, un lugar bastante reducido y fétido, en el cual ya había un hombre, un pobre tipo que se veía más preocupado que él y que tenía todo el aspecto de un raterito de poca monta o algo similar.

     Ricardo, ignorando por completo su presencia, empezó a cantar en voz alta un Mamntra, quedando el pobre hombre más asustado aún, sin saber qué pasaba.

     Inmediatamente, Karim y Jaime se unieron a él y cuando las mujeres empezaban también a acompañarlos, apareció el guardia sumamente molesto y a gritos les ordenó que se callaran porque estaban inquietando a los demás detenidos, aunque en la realidad, no se había escuchado ningún movimiento ni queja proveniente de las otras celdas. Más bien eran los guardias los que parecían inquietarse mucho con el canto, hasta el punto que cuando cualquiera de ellos intentaba realizar alguna oración, canto o rito de su Religión, era inmediatamente interrumpido en cuanto el guardia de turno lo notaba.


     Cuando al momento de llegar habían traído a las mujeres escaleras abajo hasta La Patilla, ellas se habían dado cuenta que al menos tres de los calabozos individuales del lado derecho y otros tres o tal vez cuatro del lado izquierdo, estaban con la puerta abierta y parecían desocupados.

     Ahora, pensándolo con más calma, tomaron conciencia de que habían puesto juntas a todas aquellas a las que aún no habían logrado hacer firmar una declaración. Probablemente tenían intenciones de tenderles una trampa. Tal vez lo que ellos querían era que se pusieran de acuerdo y que más tarde, cuando les tomaran declaraciones nuevamente, ellas, ya confiadas, accedieran a hablar y así pillarlas con alguna contradicción.

     Sin importarles cuales eran los motivos que los habían impulsado a ponerlas juntas y con el propósito más bien de consolarse unas a otras, alcanzaron a contarse en forma bastante breve y sumamente interrumpida, lo que cada una había vivido y se dieron ánimos mutuamente para mantenerse firmes en su propósito de no hacer declaración alguna sin la asesoría de un abogado, tal como —estaban seguras— les respaldaba la ley.


continuará ...

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