Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

viernes, 8 de agosto de 2014

101 • La Dejaron Destrozada

... continúa


     Pocos minutos antes de las siete de la noche condujeron a Beatriz de vuelta a la oficina de la sub-comisario Rojo para ser interrogada, seguida de su hermano Héctor, a quien el sub-prefecto había autorizado a participar.



     Beatriz seguía llorando.

     A pesar de que no les habían permitido llamar a un abogado y que les habían dicho todo el tiempo que aún cuando consiguieran la presencia de uno, éste no podría ayudarlos hasta que pasaran a juzgado, ya que los interrogatorios que se hacían allí eran absolutamente privados y no podían contar con la presencia de nadie ajeno a la institución, a pesar de todo eso, fomentaron la presencia de Héctor para que éste la presionara con todo tipo de amenazas.

     Si bien la tuvieron allí desde las siete hasta las nueve de la noche, dos horas en que la sub-comisario Correa, la sub-comisario Rojo y su hermano Héctor no dejaron de atormentarla ni un momento, aún peor que el día anterior, las irregularidades en su interrogatorio fueron tales que en el acta de su declaración policial figura como si la hubieran tenido hasta las doce de la noche, en cuyo caso la sub-comisario Correa y la sub-comisario Rojo hubieran tenido que poseer el don de la ubicuidad, ya que entre las nueve y las once de la noche estuvieron oficialmente interrogando a Mara, como consta en los documentos que la misma Policía de Investigaciones presentó posteriormente al sexto juzgado del crimen.

     Los investigadores la inculpaban de todo tipo de atrocidades. Las presiones eran muchas así como las acusaciones. Ella intentaba callar todo lo que podía y sólo cuando su desesperación la forzaba, entre sollozos intentaba aclarar las mentiras de los detectives.

     Conocí a Ricardo a través de una entrevista que dio sobre Tantrismo en radio Portales poco después de llegar a Chile en 1989. Después de que escuché la transmisión, le escribí una carta, nos conocimos en persona a inicios de 1990 y a los pocos meses nos casamos —les contaba Beatriz.

     También les aclaró que tenía una excelente relación con las otras cinco esposas de Ricardo y les explicó que para ellos era más importante el matrimonio religioso y que ninguna de ellas sentía celos ya que eran como hermanas.

     Héctor intervenía constantemente en el interrogatorio, algunas veces para poner al tanto a los investigadores sobre los detalles que conocía de la vida familiar de su hermana —lo cual era muy poco, ya que él jamás había ido a visitarlos, sólo lo había hecho en una ocasión doña Eloísa, la madre de Beatriz, quien había vuelto muy contenta por la paz que allí se vivía— pero en la mayoría de los casos lo hacía para presionarla cada vez que los detectives lanzaban alguna acusación, poniéndose del lado de ellos y siendo más cruel aún en sus acusaciones y amenazas.

     Cuando los investigadores usaron las fotos para acusarlos, ella les explicó que eran para ilustrar el libro que Ricardo estaba escribiendo y que todo allí era montaje, ya que ninguna de ellas llevaba candados en la vulva ni en los pezones, tal como el médico ya lo había verificado.

     Jamás hemos forzado a nadie, las personas que nos visitan pertenecen a nuestra Religión o son personas que acuden a Ricardo en busca de consejos para su vida, a veces incluso de su vida sexual, pero que en todos los casos vienen por su voluntad y se marchan cuando lo desean, nunca hemos obligado a nadie a nada —les explicaba ella cuando la acusaban de haber forzado a otras mujeres a realizar prácticas sadomasoquistas.

     El hermano de Beatriz, muy molesto al ver que su apellido había aparecido en los noticieros y dejándose llevar por el escándalo que investigaciones había desatado, estuvo durante todo el tiempo que duró su interrogatorio «formal», presionándola para que firmara y afirmara lo que Policía de Investigaciones quería y amenazándola con que él mismo iba a conseguir la forma de encerrarla en una clínica psiquiátrica de la que no podría volver a salir si no colaboraba con los investigadores, ya que prefería eso a que ella terminara en una cárcel destrozando de ese modo a su madre y ensuciando el apellido familiar.

     Después de que tipearon todo lo que quisieron, mediante más amenazas y más golpes, la obligaron a firmar tres hojas de una declaración que ella no había hecho y que no le permitieron leer.

     Beatriz estaba destrozada, no podía más. No le importaba que su hermano le dijera que los investigadores la iban a ayudar y que ahora verían cómo sacarla de allí lo antes posible, lo único que quería era desaparecer, que la dejaran en paz, no volver a saber nada de nadie.


continúa ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Danos tu opinión...