Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

domingo, 31 de agosto de 2014

109 • Parecía Un Baño Estrecho

... continúa


     Esta nueva situación en la que Lola había quedado encerrada sola en una celda del Cuartel Central de Investigaciones, en un ambiente oscuro y tétrico, más que asustarla la deprimió. Ella siempre había asociado la oscuridad con pesimismo.

     Se sentó en la banca, lo más lejos posible —hasta donde se podía— de la letrina.

     Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, se dio cuenta de un bulto en la otra banca. Sin querer dio un respingo ya que no esperaba encontrar a alguien más allí. El bulto cambió de posición, masculló unas palabras ininteligibles y siguió durmiendo.

     Después de un buen rato de vigilar fijamente aquel bulto, decidió recostarse en su banca y mantener los pies en alto por si había bichos deambulando por el suelo.

     Era una celda tan minúscula, oscura y hedionda, que Lola evocó los innumerables diseños que había visto como arquitecto y en lo único que pudo pensar fue en un baño estrecho.

     Cerca de media hora después, el guardia la hizo salir diciéndole que debía firmar un documento.

     Un investigador, con claras muestras de nerviosismo, le mostró un papel en el que ella solicitaba la presencia del cónsul peruano en Santiago.

     Después de leerlo detenidamente, ella lo firmó pensando que era mejor que viniera el cónsul ya que no los dejaban contactarse con ningún abogado hasta ese momento y además, porque había escuchado la conversación de Ricardo con el sub-prefecto Bravo cuando los traían a Santiago la noche anterior. A pesar de todo, cuando la regresaron a su celda, se sintió intranquila preguntándose qué nueva treta se traerían entre manos los detectives ahora.

     Roxana, a la que también habían hecho salir de su celda y habían mantenido parada esperando a pocos metros de Lola, se animó a firmar siguiendo el ejemplo de ella.

     A eso de las ocho de la noche, la oscuridad en los calabozos del cuartel central de investigaciones fue absoluta, las horas pasaban lentamente y no había nada que hacer: no les permitían conversar y mucho menos dormir.


continuará ...

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