Aclaración: A pesar de lo que pueda haber dicho la Prensa sensacionalista, nuestro reclamo no es “contra Chile” sino, específicamente contra los malos funcionarios de una mala administración, quienes quebraron no sólo múltiples puntos de la Declaración De Derechos Humanos, sino hasta las mismas Leyes y Constitución del Estado Chileno.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

030 • La más peligrosa

continúa ...
 
 
     El investigador joven con pelo de cepillo, que ahora estaba vigilando a Jaime, asumió la misma pose amistosa que había intentado antes con las dos mujeres. Se acercó a él iniciando una conversación y preguntándole a qué se dedicaba.
 
     Después de un rato de responder a sus preguntas, Jaime aprovechó esta fingida amistad para pedirle que, por favor, le soltara un poco las esposas porque le estaban dañando las muñecas. Las esposas en realidad sí le provocaban dolor, pero fingió más dolor del que sentía para que se las aflojara y, mientras el investigador lo hacía, estiró la mano lo más que pudo para que cuando la cerrara, su muñeca estuviera un poco más ancha. Ahora que sabía dónde estaba, sintió cómo la calma volvía poco a poco a él.
 
     El investigador, completamente metido en su cháchara, continuó conversando animadamente sin darse cuenta de nada.

     Llevaba mucho rato ya esposado a aquella silla cuando llegó a la oficina una mujer rubia de pelo corto que usaba un jockey hacia atrás: la inspectora Yelka.

     Tal era la agresividad que emanaba aquella mujer, que de sólo verla, Jaime empezó a sentir miedo nuevamente y cerró instintivamente las piernas, ya que pensó que ella era capaz de hacerle cualquier cosa y que probablemente sería la primera parte donde lo atacaría.

     De todas las personas que desfilaron aquella noche por la habitación y de todos los detectives que conoció en los días posteriores, ninguno se mostró tan agresivo y tan virulento como aquella mujer. Definitivamente ella era la que se veía más peligrosa de todos.

     No sólo Jaime se sobresaltó con la entrada de la inspectora, también el detective que estaba vigilándolo se puso inmediatamente en pie y demostró mucho respeto hacia ella.

     La inspectora Yelka, después de insultar y amenazar a Jaime, registró su billetera, sacó las tarjetas, revisó los papeles y empezó a preguntarle por cada uno de ellos. Los miraba una y otra vez, como intentando encontrar alguna evidencia oculta.

     Jaime se esforzó en responder a sus preguntas en forma evasiva pero intentando no disgustarla. Luego de un rato, la mujer dejó todo su contenido esparcido en varios montículos sobre la mesa y se marchó.


continuará ...
 
 

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