continúa ...
Lo que más le preocupaba en esos momentos a Carlos, era que cuando viniesen los choques eléctricos pudiese mantenerse entero, que no fuese tan terrible, que no lo lograran quebrar. El sabía que hasta antes no iban a poder quebrarlo, pensaba que lo más probable era que después tampoco, pero no sabía, en realidad, cómo iba a ser eso, no sabía la intensidad de dolor a la que podría estar expuesto. Pensaba que tal vez no iba a poder tener hijos o que podría quedar impotente…
Siguieron así durante mucho rato mientras le decían que estaban preparando la máquina.
— ¡¡¡Los otros ya han confesado y te están inculpando de todo a ti!!! ¿Cómo defiendes tanto a un hombre que se acuesta con tu mujer? ¡¡¡La pena mínima que te van a dar va a ser de cinco años de cárcel!!! —Le gritaba al oído el inspector Silva apoyado por los otros detectives.
¡Cinco años de cárcel! Realmente le preocupaba lo que significarían cinco años de cárcel.
La sub-comisario Correa entró a la habitación mientras mantenían a Carlos casi desnudo y lleno de cables y también ella lo amenazó y lo golpeó a la par con los otros detectives, mientras le decía que ella ya se había olvidado que era mujer, que en ese momento ella no era ni hombre ni mujer, sino simplemente un funcionario y nada más.
Medio desnudo como estaba, lo obligaron a permanecer en pie y a doblarse por la cintura formando una «L» con su cuerpo.
En esos momentos Carlos temió que lo fueran a violar… No lo hicieron, aunque lo mantuvieron mucho rato así, en la incertidumbre, mientras lo golpeaban en la espalda y le pinchaban las piernas cada vez más fuertemente.
Trajeron una radio que prendieron también a todo volumen para ayudar a disimular sus gritos cuando conectaran la corriente.
continuará ...
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